Miles de personas fueron víctimas de la investigación pseudomédica llevaba a cabo en Auschwitz – Birkenau. Allí, destacados doctores miembros del engranaje nazi no dudaron en dejar a un lado toda ética y aprovechar la ocasión de practicar experimentos con el cuerpo de miles de prisioneros, en contra de su voluntad.
El SS Josef Mengele fue el más cruel de los médicos que operaron en Auschwitz. A menudo, este seleccionaba personalmente a sus víctimas en el andén de acceso a Auschwitz, mostrando predilección por las parejas de gemelos.
Instrumentación médica empleada por el equipo del Dr. Mengele en sus estudios raciales. © Paweł Sawicki.
Los experimentos pseudomédicos llevados a cabo por él, el Dr. Horst Schumann o, entre otros, el Dr. Carl Clauberg, incluían los ensayos de esterilización con yodo, rayos X y nitrato de plata, la castración de los considerados como “subhumanos” o la inseminación artificial con el objetivo de expandir la raza aria.
Asimismo eran comunes otras prácticas como la eutanasia, la manipulación genética, la investigación racial y otras crueles operaciones como la inyección de químicos en los ojos para intentar cambiarlos de color o, incluso, la creación de “siameses” artificiales.
Víctimas de la experimentación pseudociéntifica nazi. Cortesía del USHMM.
Esta experimentación se llevaba a cabo sobre pacientes vivos que, a menudo, eran despojados de sus órganos sin anestesia.
Muchos de los prisioneros que se emplearon para estas pruebas fallecieron durante las mismas. Otros tantos fueron asesinados al término de las investigaciones, para comprobar el efecto de las mismas en su interior. Los pocos que sobrevivieron, en cualquier caso, quedaron mutilados, aquejados de discapacidades diversas y marcados de por vida por la crueldad de los médicos de la SS.