Los campos de concentración nazis comenzaron a construirse en Alemania en 1933. A partir de entonces estos se convirtieron en el destino forzoso de los oponentes al régimen hitleriano, judíos y todas aquellas personas consideradas por los soldados nazis como “elementos indeseables” (por motivos tan dispares como escuchar una emisora de radio prohibida o ser comunista), primero poco a poco y después, de manera cada vez más frecuente.
Maqueta del campo de Auschwitz-Birkenau. Realizada por Piper Bernbaum, Anna Longrigg, Michael Nugent, Madeleine Reinhart, Tristan van Leur y Robert Jan van Pelt (2016) © Musealia
Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Alemania empezó a instalar esos campos en sus territorios ocupados a lo largo y ancho de Europa y, a su vez, ordenó la deportación a estos campos de prisioneros provenientes de otros territorios.
Auschwitz fue el más letal (1.1 millones de asesinados) de entre los miles de campos creados y operados por la Alemania nazi y sus colaboradores. Además, este complejo de campos fue el de mayores dimensiones, albergando en un territorio de 40 km cuadrados de zona de interés los 3 elementos principales del sistema de campos nazi (estos suponían solo una parte del campo):
Además, otros cerca de 50 subcampos y comandos externos donde se explotaba a los prisioneros como esclavos se construyeron entre 1942 y 1944 en las inmediaciones de Auschwitz.
La capacidad de cremación de los crematorios en Birkenau superaba las 4000 personas diarias, como atestiguan los archivos de la compañía Topf and Soehne. El método de asesinato en las cámaras de gas era la liberación de un gas contenido en el pesticida Zyklon B. En los períodos más frenéticos del campo, acaecidos durante la primavera de 1944, esta cifra llegó a superar las 10000 personas diarias.
Su ubicación a unos 60 km del oeste de Cracovia, en una zona rodeada de un paisaje de foresta y pantanos y en un punto clave de las vías de comunicación terrestres no fue, en absoluto, casual. Ningún detalle de la maquinaria de exterminio nazi lo era.
Postes de hormigón que alguna vez fueron parte de la cerca del campo de Auschwitz (1940-1945). Estos postes estaban cubiertos con alambre de púas y electrificado, lo que garantizaba que ningún prisionero pudiera escapar. Colección del Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau © Musealia